septiembre 27, 2025

Ecovisión – Revista de Economía y Negocios

Revista de Economia y Negocios

Economía del Comportamiento frente a la nueva normalidad 2021

Por Nahomi Abanto Calvanapón nahomi.abanto@gmail.com

El pasado año (2020) fue uno de los más sorprendentes para la vida de muchas personas, debido a que, con él, la llegada del COVID-19 a nuestro país se dio de manera catastrófica e inmediata, lo que llevó a nuestras autoridades a tomar acciones desde la confirmación del primer caso de coronavirus. Este nuevo escenario, esta nueva forma de percibir la vida, ha generado que la preocupación por preservar la salud por parte del Estado sea cada vez mayor. Ante las diversas medidas para contener la propagación de esta enfermedad (cuarentena a nivel nacional, el aislamiento social obligatorio, cierre de fronteras, etc.), las personas se vieron en la responsabilidad de disminuir sus tiempos de recreación, reuniones familiares o eventos sociales, que, obviamente, algunos pueden decir con firmeza que sí cumplieron con lo establecido, mientras que otros, simplemente hicieron caso omiso. Frente a ello, surge la siguiente pregunta: ¿cómo persuadir a aquellas personas que no obedecen a dichas medidas? Conociendo incluso así, que, en algunas zonas del país, como en Lambayeque y Piura, la segunda ola del COVID-19 ya se está viviendo y que, sumado a ello, el nuevo año empezó con un rebrote del virus, según la anunciado por la Ministra de Salud, la Dra. Pilar Mazzeti. Sin duda, estos datos nos muestran un panorama desalentador y sumamente alarmante, dado a las gestiones mal realizadas y por factores culturales negativos que yacen en las familias. No obstante, este tipo de actitudes pueden llegar a ser modificables, haciendo que, con ello, los peruanos se interesen en mayor grado por su salud y por la complejidad de esta enfermedad que generó una pandemia. Esto puede darse, evidentemente, con la contribución de una parte de la economía “más humana” que se denomina “economía del comportamiento” o “economía conductual”.

Gracias a los aportes del psicólogo Daniel Kahneman y del economista Richard Thaller, ambos galardonados por el premio conocido como el Nobel de Economía, pudieron brindar la atención necesaria hacia la economía del comportamiento, rama de la economía, que se encarga de buscar soluciones innovadoras que tengan como fin atraer a las personas y que, a su vez, coadyuven con su bienestar y el de la sociedad. Esta ciencia considera que los individuos toman decisiones de manera irracional y egoísta, discrepando del término homo economicus, el cual, en la actualidad, no puede ser moldeable al ciudadano común, a aquel que actúa por impulso de sus emociones sin medir las consecuencias, o que, de igual manera, sabiendo de los efectos negativos de sus actos, pueden seguir haciéndolos; como lo ligado a lo que está ocurriendo en el presente: las personas siguen contagiándose por su negligencia y multiplicando los casos de coronavirus en el país, cuando ya la situación es de por sí, crítica. Entonces, es en este momento donde la economía del comportamiento tiene un papel relevante para la toma de decisiones en lo que respecta a gestión pública y demás rubros, para frenar el gran aumento de casos de COVID-19. La economía del comportamiento no solo aborda temas de teoría económica como tal, sino también, parte de conocimientos sobre psicología para el entendimiento real sobre la manera de vivir de cada una de las personas. El Banco Interamericano de Desarrollo, elaboró un documento donde se afirma que la economía conductual es la solución para poder enfrentar esta crisis, a través de la identificación de sesgos conductuales que limitan a los ciudadanos a poder actuar racionalmente, sobre todo, en este contexto. Por ejemplo, el sesgo de sobrecarga cognitiva, el cual se refiere a que, nuestro cerebro ya no puede seguir procesando información que se encuentra disponible de manera adecuada, esto dado a su exceso. Ello puede ser el caso de varios mensajes de textos o comunicados televisivos monótonos diciéndonos que nos cuidemos y lavemos las manos, pero que, sin embargo, no impacta en nuestra forma de desempeñarnos. Otro tipo de sesgo conductual que debemos tener en cuenta es el de exceso de confianza, el cual nos hace creer que los sucesos malos son ajenos a nosotros -como contagiarnos- y por ello, seguimos yendo a fiestas, juntándonos en grupos grandes de amigos, quitándonos la mascarilla o teniéndola debajo de nuestra quijada mientras hablamos con otras personas, sin darnos cuenta del gran daño que estamos cometiendo y no solo refiriéndonos a términos personales sino, además, colectivos. Por tales motivos, es que se recurre a crear nuevas ideas para que sus comportamientos estén alineados a lo que se espera para la prevención de la salud social, optando por medios de comunicación como políticas públicas mediante la elaboración de mensajes claros, sencillos, precisos, y de manera dinámica hacia los ciudadanos, según lo recomendado por el BID.  Como, por ejemplo:

Teniendo ahora un mayor panorama de algunas soluciones por las cuales optar, debemos cuestionarnos y verificar si en realidad pueden ser nuestro escape hacia un futuro esperanzador, donde la ciudadanía se proteja y se preocupe por el bienestar del resto, una responsabilidad, de hecho, aislada del mandato estatal, ya que, a pesar de que nuestros gobernantes son los principales encargados de velar por el bienestar común, también recae en cada uno de nosotros y nosotras construir resiliencia y conciencia frente a esta gran crisis sanitaria y que sumada a ella, están las complicaciones económicas, como la estimada contracción del PBI en -12,9% (CEPAL) y signos de deficiencia en la diligencia del Estado por la caída de -9% en inversión pública en relación al año 2019 (IPE). Dado todo ello, esperamos que, para esta nueva etapa comenzada en el año 2021, los resultados sean cada vez más alentadores que los anteriores y no nos encontremos en la desesperación por la búsqueda de oxígeno o equipamiento médico, que, hoy por hoy, se encuentra escaso por la imprudencia; no obstante, podemos afirmar que aún tenemos oportunidad para generar cambios pequeños pero significativos con las herramientas adecuadas acompañadas de una actitud acertada, optimista y, nuevamente, resiliente.

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